Programa Infoadapta-agri
Los agricultores y ganaderos hemos ido cambiando nuestra forma de trabajar para ser cada vez más sostenibles. Así lo hacemos.
«El tipo de ganadería que yo tengo es, en mi opinión, la única sostenible. Una explotación como la mía necesariamente tiene que estar en el monte, yo no puedo irme con mis cabras al centro de la ciudad. Por eso, las ganaderías en extensivo como la mía son las que dan la vuelta a la tortilla del despoblamiento y asientan población en el mundo rural. La mía, en concreto, lleva haciéndolo cinco generaciones. ¿Hay algo más sostenible que esto?»
Sin agua no es posible el desarrollo del mundo rural
El regadío es un elemento clave para el desarrollo rural. Sin agua no hay producción agraria y sin ésta es inconcebible el desarrollo rural. Los regadíos son muy importantes para aumentar la producción, que se genere más riqueza y se frene el éxodo rural, siempre teniendo en cuenta las disponibilidades reales del recurso, las proyecciones esperadas de los efectos del cambio climático y los condicionantes medioambientales.
En términos generales, una hectárea de regadío produce seis veces más que una de secano. La renta de un agricultor de regadío es cuatro veces más alta que la de otro similar en régimen de secano. Además esa renta tiende a ser más segura, ya que depende menos del clima y se basa en una mayor diversificación productiva. Este aumento de la producción y la renta lleva aparejada una significativa estabilización de población en el medio rural, ligada a la generación de empleo. Una hectárea de regadío demanda casi cuatro veces más mano de obra que una de secano.
La horticultura bajo plástico es criticada injustamente y calificada como «no sostenible». Esto no es así. Este vídeo explica muy bien lo que pasa bajo el conocido como mar de plástico.
Hay muchas técnicas que permiten reducir el consumo de energía en tu explotación.
El cambio climático nos afecta a todos. Pobres y ricos. Norte y sur. A los grandes conglomerados urbanos y a las zonas rurales. Pero ni todos somos culpables en la misma medida ni, por supuesto, sufrimos y sufriremos igual los perjuicios por los desmanes del clima: más calor, más sequías, más desierto, menor disponibilidad de agua, mayores fenómenos meteorológicos extremos: olas de calor, grandes tormentas y lluvias torrenciales, incendios forestales…
Está fuera de duda que los y las profesionales de la agricultura y la ganadería en todo el mundo somos el colectivo más vulnerable al cambio climático, por las propias características de nuestra actividad y porque trabajamos con recursos naturales, vegetales y animales, que a pesar de todos los avances científicos y tecnológicos siguen teniendo una dependencia máxima con el clima. Y más aún, la agricultura familiar, que es mayoría entre la población rural de todo el mundo, ocupa la mayor parte de la superficie agraria con sus explotaciones y tiene menos recursos propios para enfrentarse al cambio climático.
Por tanto, algo hay que hacer, además de reconocer y asumir la realidad, denunciar las malas prácticas de los Gobiernos y los emporios industriales que más influyen en el cambio climático, y lamentarnos un día sí y otro también de las grandes desgracias de la humanidad.
UPA es la primera organización agraria que lanza en España un programa de adaptación de la agricultura y la ganadería al cambio climático, que hemos llamado InfoAdaptaAgri, y que está basado no solo en mitigar los efectos que ya estamos sufriendo sino, sobre todo, en adaptar las explotaciones y las prácticas agrícolas y ganaderas al nuevo escenario que se nos viene encima.
El objetivo es sencillo. Más vale estar preparados –adaptados– y minimizar así las consecuencias del cambio climático. Definir con claridad nuevos usos en la agricultura y la ganadería, en el tratamiento de suelos, la rotación de cultivos, la fertilización, la alimentación del ganado, los sistemas de explotación, la eliminación de purines y otros residuos, entre otros muchos aspectos.
En definitiva, generar debate, información y formación para orientar nuestro trabajo hacia modos de producir sostenibles, eficientes, rentables y reconocibles socialmente por su contribución al proyecto global de convivencia humana, con unos recursos que cada generación disfruta de paso, conscientes de que no son una herencia de nuestros antepasados, sino un préstamo de nuestros descendientes.
Sí, la PAC está orientada a premiar la agricultura sostenible y cada vez lo estará más. Puedes perder hasta el 30% de la subvención si no cumples con tres prácticas: mantener los pastos, contar con superficies de interés ecológico (SIE) y rotar los cultivos. Los únicos productores que no tienen que cumplir esto son los de cultivos leñosos y los de producciones ecológicas certificadas.
Ellos y ellas lo son. ¿Lo eres tú?