Producción sostenible

Ser sostenible es producir hoy sin arriesgar la producción de mañana. Esto es básico en un mundo en el que la población y sus necesidades no dejan de aumentar. ¿Para ello tenemos que producir menos? No. Tenemos que producir mejor. La clave es la eficiencia. ¿Cómo? Ahorra, conserva y aprovecha. ¿Qué? Todos los recursos relacionados con los tres pilares básicos de la sustentabilidad: económico, social y medioambiental.

Sostenible VS Ecológico

Es habitual confundir producción sostenible con producción certificada como ecológica. El modelo productivo sostenible puede usar herramientas que el ecológico no puede, como por ejemplo ciertos productos fitosanitarios. Para ser un productor sostenible puedes empezar hoy mismo. Siguiendo una serie de recomendaciones como las que encontrarás en esta página.

El modelo de producción mayoritario en España, basado en pequeñas y medianas explotaciones de carácter familiar, es sostenible por su propia naturaleza. En la mayoría de los casos, varias generaciones de la misma familia trabajan y viven de la explotación. Los productores desempeñamos nuestro trabajo en una tierra que es la nuestra, y la protegemos y cuidamos porque es mucho lo que nos devuelve.

ayudas pac

La PAC está orientada a premiar la agricultura sostenible y cada vez lo estará más. Puedes perder hasta el 30% de la subvención si no cumples con tres prácticas: mantener los pastos, contar con superficies de interés ecológico (SIE) y rotar los cultivos. Los únicos productores que no tienen que cumplir esto son los de cultivos leñosos y los de producciones ecológicas certificadas.

Acciones para realizar una producción sostenible:

Bienestar animal: Animales felices, ganaderos felices.

Los consumidores son cada vez más sensibles al bienestar de los animales, y el nivel de exigencia aumenta cada día. Por ello, los ganaderos no podemos dejar de apostar por prácticas que mejoren la vida de nuestro ganado.

El bienestar debe abarcar además todos los eslabones de la cadena, desde la vida en la granja, al transporte y el sacrificio. Hay que seguir siempre las guías de buenas prácticas que te ayudarán a ser más sostenible. Además, la formación en este aspecto es básica. UPA imparte cursos imprescindibles para ganaderos, como los de bienestar animal y los de transporte de animales. 

Alimentación sostenible para el ganado

Lo ideal es que las explotaciones sean un ciclo cerrado en el que se produzca alimento propio para el ganado. En los casos en los que esto no sea posible, debería consumirse el forraje de más cercana procedencia. En cuanto a alimentación sostenible para el ganado, también son interesantes las últimas investigaciones que relacionan ciertas dietas con una menor emisión de gases de efecto invernadero.

Nuevas técnicas. Nuevos productos.

Desde que existe la agricultura, existen técnicas y productos que permiten producir con más seguridad y en mayor cantidad.

Al usar fertilizantes, hazlo bien: La fertirrigación consiste en el riego con nutrientes incorporados. De esta manera se reduce el consumo de fertilizantes, se maximiza el rendimiento y se minimiza el riesgo de contaminación de acuíferos. Para reducir el uso de fertilizantes, también se usan las cubiertas vegetales, que aumentan el contenido de materia orgánica, incrementan la biodiversidad, mejoran la infiltración de agua de lluvia y optimizan la transitabilidad en la finca, disminuyendo los tiempos operacionales y los costes de producción a la vez que regenera la calidad del aire.

Nuevas técnicas para luchar contra las plagas: El gasto en combatir plagas y enfermedades es uno de los mayores para los profesionales del campo, pero es posible reducirlo a través de la lucha biológica. La idea es combatir la naturaleza con más naturaleza. ¿Cómo? Atrayendo a las especies que nos interesan a través de hoteles para abejas y murciélagos, estanques para ecosistemas, hábitats para que hibernen y se reproduzcan las mariquitas, ayudando a los gusanos a descomponer la materia orgánica…

Cuidemos nuestros suelos: El deterioro de la calidad del suelo reduce la producción y, en el peor de los casos, puede llegar a ser irreversible. Para conservar su calidad es conveniente someter al suelo al menor número posible de labores agrícolas. Una forma de reducirlas es a través de la siembra directa; a la vez que ahorras en labores, ahorrarás en el uso de combustibles y la emisión de gases de efecto invernadero. Otra técnica para reducir las labores es el uso de cubiertas vegetales. Estas prácticas también ayudan a luchar contra el cambio climático.

Elige bien variedades y especies: La raza de tu cabaña o la elección de las mejores semillas pueden ayudarte a mejorar tu producción, reducir mucho tus costes y tus emisiones de gases. UPA te asesora para escoger las alternativas que mejor te vengan.

Aprovechamiento de agua

Sin agua no es posible el desarrollo del mundo rural.

El regadío es un elemento clave para el desarrollo rural. Sin agua no hay producción agraria y sin ésta es inconcebible el desarrollo rural. Los regadíos son muy importantes para aumentar la producción, que se genere más riqueza y se frene el éxodo rural, siempre teniendo en cuenta las disponibilidades reales del recurso, las proyecciones esperadas de los efectos del cambio climático y los condicionantes medioambientales.

En términos generales, una hectárea de regadío produce seis veces más que una de secano. La renta de un agricultor de regadío es cuatro veces más alta que la de otro similar en régimen de secano. Además esa renta tiende a ser más segura, ya que depende menos del clima y se basa en una mayor diversificación productiva. Este aumento de la producción y la renta lleva aparejada una significativa estabilización de población en el medio rural, ligada a la generación de empleo. Una hectárea de regadío demanda casi cuatro veces más mano de obra que una de secano.

Los cultivos en invernaderos:  La horticultura bajo plástico es criticada injustamente y calificada como «no sostenible». Esto no es así. 

Ahorro de energía

Hay muchas técnicas que permiten reducir el consumo de energía en tu explotación:

  • La instalación de placas solares en el tejado de tu explotación puede ser una iniciativa muy interesante.
  • Conocer la huella de carbono de tu explotación te permitirá ser más sostenible y ahorrar costes.
  • La modernización de los sistemas de riego te permitirá ahorrar en agua y electricidad.

Todas estas prácticas además de ahorrar energía, reducen la huella de carbono: Tras las últimas cumbres internacionales sobre cambio climático, España tendrá, como el resto de países, un techo de emisiones de gases de efecto invernadero que nuestros sectores tendrán que cumplir. Por eso, empezar a reducir estas emisiones es adelantarse a las normas que vendrán.

Canales sostenibles

Los canales cortos te ayudan a ser más sostenible: Es lógico y rentable vender tu producción cerca de tu explotación. Los llamados canales cortos de comercialización reducen costes, limitan la huella de carbono de los alimentos y tienen múltiples beneficios sociales. Las nuevas tecnologías de comercialización –como la venta por Internet– nos hacen menos dependientes de las grandes cadenas de la distribución.

Gestión de residuos

Los modelos sostenibles traducen purines y estiércol en fertilizante y electricidad. Pero ojo, hay diferentes sistemas y no todos son aptos para su explotación, por lo que puedes acudir a tu oficina de UPA para informarte mejor sobre este aspecto. Eso sí, una premisa que no se debe olvidar es tapar los purines y excrementos para reducir las emisiones de amoniaco. Por otro lado, también los agricultores deben informarse de la manera más adecuada de gestionar sus residuos, que es a través del sistema SIGFITO.

Adaptación frente al cambio climático

El cambio climático nos afecta a todos. Pobres y ricos. Norte y sur. A los grandes conglomerados urbanos y a las zonas rurales. Pero ni todos somos culpables en la misma medida ni, por supuesto, sufrimos y sufriremos igual los perjuicios por los desmanes del clima: más calor, más sequías, más desierto, menor disponibilidad de agua, mayores fenómenos meteorológicos extremos: olas de calor, grandes tormentas y lluvias torrenciales, incendios forestales…

Está fuera de duda que los y las profesionales de la agricultura y la ganadería en todo el mundo somos el colectivo más vulnerable al cambio climático, por las propias características de nuestra actividad y porque trabajamos con recursos naturales, vegetales y animales, que a pesar de todos los avances científicos y tecnológicos siguen teniendo una dependencia máxima con el clima. Y más aún, la agricultura familiar, que es mayoría entre la población rural de todo el mundo, ocupa la mayor parte de la superficie agraria con sus explotaciones y tiene menos recursos propios para enfrentarse al cambio climático.

Por tanto, algo hay que hacer, además de reconocer y asumir la realidad, denunciar las malas prácticas de los Gobiernos y los emporios industriales que más influyen en el cambio climático, y lamentarnos un día sí y otro también de las grandes desgracias de la humanidad.

UPA es la primera organización agraria que lanza en España un programa de adaptación de la agricultura y la ganadería al cambio climático, que hemos llamado InfoAdaptaAgri, y que está basado no solo en mitigar los efectos que ya estamos sufriendo sino, sobre todo, en adaptar las explotaciones y las prácticas agrícolas y ganaderas al nuevo escenario que se nos viene encima.

El objetivo es sencillo. Más vale estar preparados –adaptados– y minimizar así las consecuencias del cambio climático. Definir con claridad nuevos usos en la agricultura y la ganadería, en el tratamiento de suelos, la rotación de cultivos, la fertilización, la alimentación del ganado, los sistemas de explotación, la eliminación de purines y otros residuos, entre otros muchos aspectos.

En definitiva, generar debate, información y formación para orientar nuestro trabajo hacia modos de producir sostenibles, eficientes, rentables y reconocibles socialmente por su contribución al proyecto global de convivencia humana, con unos recursos que cada generación disfruta de paso, conscientes de que no son una herencia de nuestros antepasados, sino un préstamo de nuestros descendientes.